¿Qué es más importante, la pregunta o la respuesta?
Si pudiera ser otra vez chiquita, me gustaría responder nuevamente esa famosa pregunta,
que tantas veces enfrenté:- ¿Qué queres ser cuando seas grande? -
- Preguntadora- diría. Eso quiero ser, una gran preguntadora.
De ese modo, nunca dejaría de aprender.
Parece obvio decir que para aprender, es necesario preguntar. Sin embargo la educación formal, privilegió las respuestas sobre las preguntas y no casualmente, una de las cosas que más trabajo nos cuesta es preguntar: - ¿alguna pregunta? - suele ser una pregunta que incomoda a un auditorio.
En mi experiencia, esa incomodidad se basa principalmente en dos causas:
• "El miedo y/o la vergüenza a preguntar", arraigado en nuestra cultura, presente desde los primeros años. Quien no tuvo padres, hermanos, compañeros, amigos, maestros y profesores que nos fijaron la idea de que "Preguntar es para los tontos" y, como nadie quiere ser tonto y nadie quiere ser humillado, preferimos callar.
• "El no sabe cómo preguntar". Cuántas veces escuché en mis cursos, quienes me decía:
"¿Pero qué no se qué preguntar?", "¿Cómo lo pregunto?", " ¿Puedo preguntar así?".
Y no es raro, pues poco se habla del "Arte de preguntar",
un arte que nunca es tarde para aprender y practicar.
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