Todos los años, suelo enviar un mensaje de saludo por el
nuevo año, pues siento que la navidad por ser una fiesta religiosa que
festejamos sólo algunos, no es el mejor momento para mensaje generales.
Pero este año, cambié de opinión y quiero compartirles hoy un
saludo desde la fe.
Es que sin lugar a dudas, todos tenemos
nuestra fe puesta en algo; el ser humano está condenado a tener fe.
- Conozco tanto agnóstico que lleva su agenda semanal, mensual; planifica a corto, mediano y largo plazo; y hasta ahorra o se endeuda por algo que va a disfrutar más adelante. Gente de fe sin dudas, porque si hay algo que desconocemos es nuestro futuro y el de los seres amados. Y se los digo con cocimiento de causa, toda mi historia es un fiel testimonio que “lo seguro” es la mayor mentira que queremos comprar.
Y
este es un mensaje de fe a fe, con la intención de compartirte
lo maravilloso de la mía; confiada en que recibas mis palabras desde la
creencia en la cual te basas, para decir algo tan incierto como un simple
“hasta mañana”.
Nunca encaje en ningún lado, por eso no me extraña ni me
preocupa no encajar en las religiones. Mi fe no es religiosa, pero no lo valida
todo, y mucho menos es tibia. No me gustaron nunca los tibios, y menos aun
cuando de fe se trata, porque también aprendí a fuego el costo de una supuesta
tibieza. Si hoy celebras la navidad, no tengo idea porque brindarás a las doce.
Yo, te cuento que el día de hoy, tiene un sentido unívoco en
la vida de los cristianos. Celebramos el nacimiento de Dios hecho hombre,
Jesucristo, que por amor cargó en la cruz con los desastres que vos y yo
hicimos, hacemos y haremos en contra de nosotros mismos, de los otros y del
universo.
Y además celebramos a un Dios vivo, porque decidimos creer que Dios,
murió en la cruz y resucitó para permitirnos dimensionar, en nuestra cotidianidad, el verdadero alcance de la palabra amor:
• Un amor que perdona; aún lo peor, tanto propio como
de los otros.
• Un amor sincero, que no requiere de falsas promesas para atraernos a
él.
• Un amor adulto, que no impone ni obliga a nadie a nada.
• Un amor que no es tibio, nunca con él podremos tener un lugar neutral.
• Un amor que cuestiona la hipocresía, los convencionalismos y el orden
establecido en beneficio de unos pocos.
• Un amor que exige compartirlo, porque adquiere sentido sólo cuando lo
damos a conocer y lo ponemos en obras.
• Un amor transformador, porque aceptarlo implica cambiar nuestra vida.
• Un amor que habla de servicio y humildad; dos palabras en desudo en
nuestros días.
• Un amor interesado incondicionalmente en el otro, priorizando a quien
más lo necesita sin esperar retribución alguna.
• Un amor sanador, único que colma ese vacío que todos y todas alguna vez
creímos que nada lo podría suplir
Por este amor yo celebro hoy. En tu caso, más allá de la fe
que proceses, vale decirte que ese amor también se acerca a tu casa:
- Apocalipsis 3,20 dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”
Pero si tu corazón está sordo, enrejaste la puerta, o tiene
tantos candados que finalmente no pudiste abrir; sabé que él pasa a cada
minuto, y que es muy sencillo hacerle un lugar. En ese sentido, contas conmigo
y con muchas otras personas que podemos contarte el milagro de haberlo hecho.
De fe a fe te digo entonces, feliz navidad.
Fabiana Andrea
Mendez
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