Cada vez que planteó el tema de la escucha propongo, casi como un juego, discutir sobre el por qué fuimos creados con dos oídos y una sola boca, invitando así a reflexionar sobre la importancia de "la escucha".
Y si bien somos muy concientes de lo molesto que nos resultan las personas que no paran de hablar, o interrumpen impidiéndonos expresar una idea de corrido; en general no lo somos tanto de nuestra propia disposición a escuchar y, fundamentalmente, de la importancia de entrenar una "escucha activa".
En relación con esto, no debemos olvidar que la formación y la cultura heredada no contribuyeron al desarrollo de la habilidad de saber escuchar, pues el énfasis principal de la formación sobre comunicación estuvo centrado en la escritura y en la oratoria: la escucha quedó entonces relegada a un lugar pasivo, asociado a una actitud débil o falta de carácter.
Entre las principales razones por las que la mayoría de las personas no escuchamos con atención se mencionan:
el temor a ser influidos negativamente, la creencia de que somos los poseedores de la verdad y de que el otro está equivocado, el sentir que cuando uno habla puede ejercer más influencia o es más aceptado que cuando escucha.
Sin embargo, en una investigación sobre cómo actúan los negociadores exitosos, entre los comportamientos que asumen estos en una negociación se encuentra que
"... escuchan mucho más que los negociadores promedio...".
Darcy Ribeiro afirma "...quien controla una conversación no es quien más habla sino quien mejor escucha...".
De mejorar la escucha, hacerla activa, eficaz se trata entonces, "el arte de escuchar", algo muy valioso en la actualidad, en todos los planos de la vida.
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martes, 23 de noviembre de 2010
martes, 9 de noviembre de 2010
A mi me pasa lo mismo que a usted. La empatía o el reino de las neuronas espejo.
Si bien muchas veces menciono "la importancia de ponerse en el lugar del otro", aún siento es necesario valorar más ese concepto , incluido en la definición de inteligencia emocional:
Capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos, los sentimientos de los demás, motivarnos y manejar adecuadamente las relaciones que sostenemos con los demás y con nosotros mismos.
Y valorarlo, implica referenciarlo como uno de los aportes claves que nos hacen la psicología (llamándolo empatía) y las neurociencias (neuronas en espejo); pues se relacionan con nuestra evolución como seres sociales, de nuestro desarrollo moral, y de más aún, del correspondiente a la cultura.
En ese sentido, me gustaría ampliarles está idea, pues más allá del importante aporte a la comunicación interpersonal que implica conocer esta habilidad y desarrollarla; me importa transmitirle lo mucho que nos ayuda a mejorar la calidad afectiva de las relaciones humanas.
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Capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos, los sentimientos de los demás, motivarnos y manejar adecuadamente las relaciones que sostenemos con los demás y con nosotros mismos.
Y valorarlo, implica referenciarlo como uno de los aportes claves que nos hacen la psicología (llamándolo empatía) y las neurociencias (neuronas en espejo); pues se relacionan con nuestra evolución como seres sociales, de nuestro desarrollo moral, y de más aún, del correspondiente a la cultura.
En ese sentido, me gustaría ampliarles está idea, pues más allá del importante aporte a la comunicación interpersonal que implica conocer esta habilidad y desarrollarla; me importa transmitirle lo mucho que nos ayuda a mejorar la calidad afectiva de las relaciones humanas.
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miércoles, 3 de noviembre de 2010
Frustrados pero Contentos - Un aprendizaje poco tradicional
Desde hace mucho tiempo que, incluyo en la mayoría de mis charlas sobre capacidades emocionales, la importancia de repensar nuestras creencias sobre la frustración,
valorando las mismas como un indicador de la inteligencia emocional.
Sin embargo, al hacerlo, encuentro una profunda resistencia a reflexionar sobre el tema, que no se debe a un desacuerdo intelectual a mi propuesta, sino más bien de un rechazo emocional a conectarnos con el dolor:
Sea por la mala prensa que por si misma tiene la palabra frustración, o por las experiencias negativas – propias o ajenas- que lleva a muchas personas a asociarla al destino de los perdedores.
Es entonces, cuando aprovecho a evidenciar ese rechazo, para instalar definitivamente el tema y plantear la importancia de un entrenamiento afectivo: ya sea para fortalecer nuestra autoestima, relacionarnos con los otros, animarnos a llevar adelante un sueño, es absolutamente necesario conectarnos con nuestra frustración,tolerarla y aceptarla como una clave para el desarrollo personal y laboral.
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valorando las mismas como un indicador de la inteligencia emocional.
Sin embargo, al hacerlo, encuentro una profunda resistencia a reflexionar sobre el tema, que no se debe a un desacuerdo intelectual a mi propuesta, sino más bien de un rechazo emocional a conectarnos con el dolor:
Sea por la mala prensa que por si misma tiene la palabra frustración, o por las experiencias negativas – propias o ajenas- que lleva a muchas personas a asociarla al destino de los perdedores.
Es entonces, cuando aprovecho a evidenciar ese rechazo, para instalar definitivamente el tema y plantear la importancia de un entrenamiento afectivo: ya sea para fortalecer nuestra autoestima, relacionarnos con los otros, animarnos a llevar adelante un sueño, es absolutamente necesario conectarnos con nuestra frustración,tolerarla y aceptarla como una clave para el desarrollo personal y laboral.
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