Si el hombre no cerrara a veces soberanamente los ojos
terminaría por no ver ya lo que merece verse”.
terminaría por no ver ya lo que merece verse”.
René Char
Desde hace tiempo, confieso cierta "fascinación" al observar cómo muchas personas se relacionan en la red. Fascinación que conjuga mi especial interés por entender ese universo tan complejo, ligada a la necesidad por tomar cierta distancia.
Es que si bien a diario escucho hablar de las relaciones virtuales, no puedo evitar creer que aún resta mucho por conocer y cuestionar al respecto. De lo contrario, corremos el riesgo de banalizar algo tan complejo como el vínculo humano; o lo que es peor, reducirlo a una discusión que pone su eje en la red.
Definitivamente mi decisión de distanciarme no es tecnológica, sino afectiva.
Por eso, si bien comencé escribiendo sobre las generalidades de "La Salud en la Web", no tardé demasiado en poner el foco entre las diferencias entre conexión y comunicación. En un texto llamado "En la Era de la mel@ncolía - Nuevas Tecnologías - Viejas Soledades" , ntenté formular preguntas para repensar un fenómeno en el cual lejos del aislamiento, cobra importancia encontrar "un otro" con quien relacionarnos.
¿Y que caracteriza a "ese otro de la red"?
Ojalá lo supiese. Simplemente me atrevo a decir que es "un otro diferente al del mundo real”, un otro "cuya mirada” es un misterio.
La red permite una nueva mirada. "la mirada virtual" que más allá de lo tecnológico,
plantea interrogantes existenciales en relación a los vínculos humanos, presentes en todos los tiempos.